viernes, diciembre 01, 2006

Cartas
Por: Nicolás Rodríguez Páez

CARTA DE NAVIDAD

Al solo tener la nada alrededor, las formas y colores se deforman. El vacío y el dolor me aquejan y mi llanto se hunde en los confines de la soledad.

Le digo a la vida (o la muerte) que me permita sacar esa ilusión inconfesable, pero ella me da la espalda y se marcha lejos de mí.

Así, en mi desamparo te observo en lo ajeno y me muero en el recuerdo. Con la espalda ensimismada y con las rodillas en el suelo doy un último adiós antes de ir y habitar el averno. Adiós…


CARTA DE UN BIPOLAR

Te siento en mis pensamientos; ellos te rodean y se mueven en cada uno de tus alientos. Pero se que no estas ahí para mi y yo, como siempre permanezco siendo tu sombra, mudo y con mucho que decir. Por eso he decidido escribirte para expresar todo lo que no se ha pronunciado: te amo y te quiero, concédeme el deseo y se parte de mí.

Quiero que me odies y me mates en cada uno de tus silencios. Quiero ser parte de ti, ya no como una sombra muerta sino como una voz, una palabra o una caricia. Aquí he decidido entregártelo todo en la inmensidad de un sólo gesto, hecho y pronunciado entre las hebras de tu nombre, entre las que también residen todas mis fantasías, mis alegrías y mi melancolía.

Te extraño aunque en verdad nunca estuviste, te quiero aunque sólo seas una máscara. Aquí estoy, una sombra y una vida. Decide y juzga el final, pues ya puse de mi parte; sólo falta tu última palabra, escógela sabiamente, te estaré esperando.

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